sábado, 5 de mayo de 2007

504 años de deuda

Es muy probable que muchos hayan leído o escuchado esta magnífica exposición del Cacique Gualcaipuro Cuatemoc, pero no viene mal recordar que nuestra riqueza europea se cimenta en la pobreza y la explotación de más de 500 años a un continente que, cínicamente, algunos llaman hermano.
Los que así lo sentimos no podemos más que darles voz, aunque sea através de este blog.

Cuando el Cacique Cuatemoc dio su conferencia ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea, no sabía que estaba exponiendo una tesis de Derecho Internacional para determinar la verdadera deuda externa, ahora sólo resta que algún gobierno latinoamericano tenga el valor suficiente para hacer el reclamo ante los Tribunales Internacionales.

Exposición del Cacique Cuatemoc ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea (08/02/2002).
Con lenguaje simple, que era trasmitido en traducción simultánea a más de un centenar de Jefes de Estado y dignatarios de la comunidad europea, el Cacique Gualcaipuro Cuatemoc logró inquietar a su audiencia cuando dijo:
«Aquí pues yo, Gualcaipuro Guatemoc, a venido a encontrar a los que celebran el encuentro.
Aquí pues, yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace sólo 500 años.
Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos y es bastante.
Nunca tendremos otra cosa.
El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas a quien nunca autoricé a venderme.
El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento.
Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América.
¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque seria pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento.
¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzia de figurarme que los europeos, como Cain, matan y niegan la sangre de su hermano!
¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los, calumniadores, como Bartolomé de Las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a Arturo Uslar Petri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos.
¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario seria presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios.
Yo, Gualcaipuro Cuatemoc, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis.
La fabulosa expoliación de capitales no fueron más que el inicio de un plan «Marshall lesuma», para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.
Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del empréstito, podremos preguntarnos. ¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable, o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano lnternacional?
Deploramos decir que no.
En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como en Panamá, pero sin canal.(...)


Aquí una curiosa acción en la linea de esta denuncia.

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